Verborrea adriática.

Masticando enjambres de terciopelo rojo, 
deslizas mil gusanos enredados 
en tu piel para construir besos en mis labios. 

Ahuyentando miedos fantasmales 
del techo estrellado y deforme, 
se estremece mi piel en tu boca, 
jadeando por el todo de mis huesos y de mis adentros, 
más que real parece el infierno ardiendo. 

Regocijo de una niñata 
que mastica besos sin llorar, 
que mira al frente sin respirar aire 
del que ya no quiere nadie. 

Estimulas mis sentidos, 
erradicas mi vista de todo el universo
 y me concentro en ti:
poeta de tumbas perfumadas. 

Todo a miel me sabe; 
aunque no sean tus ojos, 
aunque no sean tus manos. 

Aunque sea un todo que me hace temblar 
y pedirte más...
que quiero más 
y que esto nunca acabe.