El país de los idiotas

A medida que va pasando el tiempo, ves llegar de lejos a los idiotas que suele haber puestos casi al azar por toda la geografía terrestre. En la mayoría de los casos no es fácil divisarlos puesto que se esconden bastante bien. A veces entre sonrisas y otras veces entre muecas neutrales. El caso es que el idiota nivel pro, es el más difícil de reconocer, porque en las apariencias no suele estar el resultado del interior, de la mente. Un buen idiota de libro suele reconocerse en la primera frase, en sus preguntas, a veces incluso tiene mirada de idiota. Pero para que esto ocurra, tienes que tener el catalejo bastante bien limpio y afinado para que no se pueda confundir.

Cuando una persona te habla por encima del hombro, como si viera a un fantasma detrás de ti e intentara acojonarlo o reconocerlo: efectivamente, es idiota.

Cuando te pregunta cosas que te importan cuatro mierdas y que no vienen al caso: Efectivamente, es idiota.

Cuando una persona te habla como si no tuvieras ni puta idea de lo que te está hablando usando tecnicismos que ni la RAE conoce, y sólo los usas para impresionarte y que te quedes pensando “¿Qué coño ha dicho?”: Efectivamente, es idiota.

Cuando ves que esa persona actúa de una manera libertina, haciendo uso de sus pocas luces para humillar a las personas: Uff, ese es idiota perdido con GPS.

Cuando no para de contarte rollos que tampoco te importan o de hacer sandeces, alimentando las historias que te cuenta con cosas que te recuerdan a la película de sobremesa que viste ayer: ¡HUYE, ES IDIOTA!

El problema de esa lacra que cada día va en aumento, es que realmente no tienen un pasatiempo con el cual poder distraerse para no molestar al resto de los mortales que intentamos pasar sin pena ni gloria por el mundo, pero al menos tenemos unos cuantos quehaceres. A esos filósofos de vertedero habría que darles diez niños hiperactivos para que estuvieran entretenidos y no dieran tanto la tabarra.

Cuando ves que se ríe por chorradas de las que nadie hace caso: Es idiota.

Cuando repite las últimas frases del macho alfa de turno y a continuación suelta una risa estridente que tampoco viene al caso: Otro idiota.

Pero, ¿sabes cuáles son los peores de todos? Aquellos que actúan en contra de sus principios y valores (si es que en algún momento los tuvieron), los que se quejan de todo y no hacen absolutamente nada para solucionarlo, los que no paran de joder al personal con sus absurdos actos y tontas actuaciones.

Cuando son obreros machacados por unas condiciones laborales de auténtica mierda, que están asfixiados por la hipoteca o por un alquiler denigrante, por las deudas, que llevan no sé cuántos años en paro y se dedican a chupar de los demás como auténticas sanguijuelas, que llevan en listas de espera de la Seguridad Social meses y meses sin que les digan ni un “ya mismo te atendemos”. Estos mismos son los que se asustan de lanzarse al vacío y, pese a todo lo que están pasando, votan a la derecha: Eso, sí, efectivamente… son MUY IDIOTAS.


¡HUYE DE LOS IDIOTAS!