Enamórate porque toca y punto. No busques más respuestas. Te has cansado de tu monotonía y de pasar más horas en la calle por las noches que la Luna y prefieres ya la oxitocina de la vida en pareja. Tener a alguien que te escuche, te pregunte, te acompañe, se preocupe, que te cocine, que tenga detalles contigo, que te cuide, que te mime, que te soporte, que te acurruque, que te haga reír, que te...
No porque quieras, porque tú eras feliz en tu vida de locura invencible permanentemente descubriendo nuevos factores de la vida, sino porque ya toca, porque te sientes solo o sola y ya necesitas compartir todas tus cosas con alguien, para que ese vértigo que te da la soledad deje de martirizarte a veces cuando algunas personas te dicen "a ver si te echas novio/a y sientas la cabeza un poquito". Te preocupa que llegue un momento en tu vida en el cual tengas 50 años y todos tus amigos estén rodeados de niños, una casa y un coche que te cagas, un trabajo aburrido y una persona al lado que les soporte. Porque nos han enseñado eso, ¿verdad? Que llega un momento en el que tu vida tiene que frenar en seco y decir "ahora es el momento de sentar la cabeza"
Nos han enseñado tan fácilmente que tenemos que compartir nuestra vida con alguien y dejar descendencia que ya el simple hecho de llegar a cierta edad en soltería es algo que se vuelve extraño. A esas personas casi que se les mira de reojo y piensan "por algo será" y en sus mentes ya se dibujan mil escenas en las cuales tú mismo/a te pondrías de los nervios.
Estamos rodeados de mensajes subliminales que nos indican que en pareja todo es mucho mejor, desde las películas hasta los anuncios. El deseo, el amor, la complicidad, el sexo, etcétera; todo es más hermoso cuando tienes a alguien a tu lado permanentemente. Hay quienes se obsesionan por encontrar el amor de su vida, compartir todo aquello que aman con alguien...y no se dan cuenta que ya lo están compartiendo: consigo mismos.
Yo te propongo que te enamores: pero de ti. Que ames cada cosa que hagas, que hagas lo que te llene y que eso que te llene lo compartas no sólo con una pareja sino con tu familia, tus amigos, tus mascotas, con todo lo que quieras. En el momento en el que hagas cosas que te llenen estando solo, no sentirás ese peso absurdo del paso del tiempo y la manía social preestablecida de que
Más al lado que tú mismo no hay nadie. Ni lo habrá.