La pasajera cadáver

La botella vacía reposaba encima del banco frente a la vía. Rascaba su cabeza en un intento fallido de espantar los pensamientos –él nunca vendría-. ¡SÍ, VENDRÁ!

A veces sacudía los bajos de su vestido blanco, desgastado por el tiempo de demasiadas lunas pasadas. 

Danzaba, no mucho, procurando no desgastar los tacones –no vaya a ser que él vuelva y la encuentre así y ya no la quiera…- ¿CÓMO QUE NO? ¡POR SUPUESTO QUE SÍ!

Se asomaba sobre las vías; aquellas que parecían serpientes rojas llenas de óxido testigos de mil pies…de esos que nunca iban a por ella. ¡NO SE OLVIDARÁ!

Procuraba regar con saliva el ramo para que nunca decayera. No llorar, no reír. –que él la encontrara intacta como el primer día.- ¡PERFECTA!

Abría la maleta, sacaba las estampas de sus santos favoritos: los besaba, les hablaba, les suspiraba y suplicaba. ¡NO HACEN FALTA DIOSES CUANDO SE TIENE CERTEZA DE TODO!
 

“Que mi alimento son los sueños, que esos no valen dinero y nunca se acaban. Y, por supuesto, nadie me los podrá robar, que viendo cómo está el patio...”

Verborrea adriática.

Masticando enjambres de terciopelo rojo, 
deslizas mil gusanos enredados 
en tu piel para construir besos en mis labios. 

Ahuyentando miedos fantasmales 
del techo estrellado y deforme, 
se estremece mi piel en tu boca, 
jadeando por el todo de mis huesos y de mis adentros, 
más que real parece el infierno ardiendo. 

Regocijo de una niñata 
que mastica besos sin llorar, 
que mira al frente sin respirar aire 
del que ya no quiere nadie. 

Estimulas mis sentidos, 
erradicas mi vista de todo el universo
 y me concentro en ti:
poeta de tumbas perfumadas. 

Todo a miel me sabe; 
aunque no sean tus ojos, 
aunque no sean tus manos. 

Aunque sea un todo que me hace temblar 
y pedirte más...
que quiero más 
y que esto nunca acabe.

Día 25 - Tarde

Hacía bastante tiempo que no volvían los extraños "okupas" que me rodean a veces. Debido a los recortes en sanidad de nuestro hijodeQuerido Mariano Rajoy en España, casi todos han echado la bomba de humo y a saber andandarán. Algunos me dejaron una nota, la más bonita la dejó William Shakespeare, perfumada con jazmines y escrita con una letra digna de una persona que ha ido a la escuela. ¡Qué menos! 
Me hizo gracia porque, aunque era maravillosa, tenía restos de barro. El pobre mío no se percató de lavarse las manos después de restregar los jazmines y luego escribirla. O quizás es que me mandó alguna indirecta para mi cutis. Pero no, no necesito exfoliación alguna.

Después de haber leído y guardado cada una de las misivas de despedida, me he encontrado hoy en una plaza sentado a Santiago Carrillo. Cigarro en mano, me miró con los ojos de sospecha (o que se estaba deslumbrando con la luz)y me ha dicho: "El capitalismo puede llegar a destruir a la especie humana." A buenas horas, compadre, está la cosa muy fatal.- Le he contestado sentándome a su lado. Se quitó las gafas y se limpió las lágrimas con un pañuelo de algodón y añadió: "Hoy creo en todo lo que creía a los veinte años y tengo, también en esencia, las mismas ilusiones de entonces, pienso que con mayor fundamento todavía. Me producen pena y decepción los que las han perdido."

Tú has ganado en la vida, has salido ileso.- le he respondido. Al ver que ya sonreía le he dado el más dulce de mis besos en la frente y con un "Adiós camarada" he proseguido en mis labores de buscar trabajo entre ésta mierda de humanidad.

Princesita republicana.

Extiende sus brazos hacia mí y me pide que la acurruque en mi pecho. Le aparto el flequillo y se lo escondo detrás de la orejita, como quien esconde un secreto para que se vea la realidad: que es preciosa. Le acaricio su carita y me sonríe. "¡Apenas pesas!", le digo mientras tengo que sacar más fuerzas de las entrañas para soportar su peso. Ella se ríe a carcajadas. Con la boca como los peces me babea la mejilla (en el idioma de los adultos los llamamos "besos", pero para ella son una muestra de un cariño extremo).

"Cuéntame un cuento, mamá", me pide con ojos entrecerrados. Le huelo el cuello, las manitas, se las beso y, por miles de segundos: amo cada centímetro de su piel morenita y suave. "A ver, mi niña, ¿de qué lo quieres esta noche?". Se le dibuja una sonrisa en la cara y me dice: "De princesas republicanas que trabajan de jornaleras, mamá!".

Se me escapa una carcajada y encajándola entre mis brazos le empiezo a contar su cuento preferido sin antes recordarle que tiene que dormirse, durante años.

Aún es demasiado pronto para despertar.

Sin cuento que contar

Ésta eres tú: Con todos los retales cosidos y remendados a pellizcos y besos tiernos o fríos, con los ojos hinchados por culpa de la sequía y con el cerebro reseco de tanto y tanto bloqueo. Una pared en el útero que engaña a su merced al pensamiento, esconde mil mariposas muertas en el vientre. Nunca va a importar que sea Agosto o Febrero, si cuando una va a su propio entierro hasta las flores no respiran. 

"Es mejor contar cuentos que baldosas." (Vikie Aisswort) 

Pero ya no cuentas cuentos, porque nadie se los cree y tampoco te quedan ganas de convencer a nadie que no hace calor ni frío, que el cielo es gris y no azul, que los perros hablan y que las princesas siempre son republicanas a pesar de ser unas jodidas vagas que quieren ser mantenidas y rescatadas una vez tras otra. 

Pero ésta no eres tú: No pides rescate ni sustento, ni que te despierten a besos porque ya te has acostumbrado a nadar entre el vaho de la soledad que empaña los cristales de los coches; siempre mirando hacia dentro por si se han dejado las llaves puestas para huir muy lejos, deprisa, sin importar espacio ni tiempo y si la gasolina se termina siempre puedes mirar que tus pies no están lo suficientemente hechos sal como para agrietarlos. 

Y ya no cuentas cuentos, porque ni tan siquiera eres tú. Ni tan siquiera te encuentras.

Día 24 - Noche

Bajé por agua a la cocina y estaba Ernesto Guevara haciéndose unas tostadas con los ojos como un búho mirando a su presa. Me miró y me dijo: "La revolución es algo que se lleva en el alma, no en la boca para vivir de ella." 


 A lo que le contesté: A ti lo que te pasa es que la revolución te abre el apetito pero no me termines el pan de molde esta noche que si no, mañana te monto una revolución en dos segundos. 


Sin dejar de echarse mantequilla en el pan me dijo: "Prefiero morir de pie, a vivir arrodillado." 


 Se conoce que nunca me ha visto recién despierta que si no... Angelico. Verás mañana.

Todo es acostumbrarse.

Al fin lo he conseguido. Ya me he acostumbrado: Al silencio, la oscuridad pasajera, la humedad y a ese ruidito que hacen las lepismas que me acompañan. Ya apenas noto el olor a orina, a heces e incluso, los palitos tachados de los ladrillos escritos con sangre están secos, casi ni se perciben por mucho que encoja los ojos. Es todo un alivio. Sí, creo que sí. A veces no, sobretodo cuando se me iluminan los pies y me los veo tan mugrientos. Maldita humedad. He comprobado con el paso de los ¿días? que tarda aproximadamente un mes en venir con una manguera de agua fría a presión y apuntarme con ella tras los finas, tan juntas y aplastadas rendijas. No es suficiente para que me quede bien limpia de toda mugre. A veces le he pedido algo para poder apoyar la cabeza sobre la pared. Malditas cucarachas. ¡Cuánto las odio! Son unas cotillas, siempre quieren enterarse de todo y van a por mis lepismas y ellas, las pobres, no saben qué hacer para quitárselas de encima. De nuevo se me quedaron las antenas de las malditas pegadas a las manos. Malditas, malditas seáis, que ni tan siquiera os puedo comer. Otra vez aquí. Parece que hoy está de buen humor. Pues no, no tengo esa suerte. Pero me he acostumbrado. Sí, creo que ya sí. Que no se me olvide anotar otro palote. ¿Cómo me haré la raja en el dedo para sacar la sangre? ¡Ya sé! Me morderé el labio, normalmente por estas grietas sale bastante sangre y sólo tengo que arrancarme alguna costra. Lo que me ha dejado no tiene muy buena pinta, pero no queda más remedio, siempre me ha dicho que algún día saldré de aquí. Ya no sé qué día es. Imagino que será otoño invierno o primavera, la pared de mi espalda está más húmeda que nunca, lo cual está genial porque mis amigas abundan y me abrazan a veces. Se aferran a mi cuerpo y siento el calor hasta lo más profundo de las entrañas. Gracias a mi pérdida de peso ya puedo sentarme de lado aquí. Es lo mejor. Por eso, sí, por eso creo que he conseguido acostumbrarme. No todo tiene por qué ser malo. 




"La policía ha encontrado un cuerpo en un muro de un edificio a las afueras de Santiago, en un barrio bastante lujoso. Los investigadores creen que se trata de una joven que responde a las siglas L.P.A., una joven que había desaparecido cuatro meses antes y que tenía previsto casarse este domingo en su ciudad natal. Era estudiante de farmacia, entró en su oficia a las diez de la mañana, donde fue vista por última vez. Más de 100 policías habían registrado todos los lugares donde frecuentaba la víctima para encontrar cualquier pista que arrojase luz sobre la investigación."

Día 23 - Noche

Iba de esquina en esquina por la calle, teniendo más alcohol en vena que propia sangre cuando me tropecé en el cajero a Don Miguel Hernández y me dijo: "Sólo quien ama vuela. Pero, ¿quién ama tanto que sea como el pájaro más leve y fugitivo? Hundiendo va este odio reinante todo cuanto quisiera remontarse directamente vivo." A lo que le contesté: Se ha dejado el tetabrick del Don Simón abierto, vas a ver la de moscas que tendrás mañana en él. Yo que tú, lo cerraba a tiempo, que estos del banco son muy pejigueras. 


Me miró sonriendo y cerrando el bote me dijo: "Un ser ardiente, claro de deseos, alado, quiso ascender, tener la libertad por nido." 


A lo que le contesté: Y usted, padre mío, se ha quedado sin casa metido en éste cajero tan frío.


Le di un beso en la frente y me fui, sin sacar dinero ni ná. Como mucho hubiera sacado dos cientas moscas. Sabía a alcohol un poco pero bueno, esa copa me la he llevado de gratis. 


Qué crisis ésta...

Día 22 - Mañana

Se notaba que estaba de resacona. Esa manera de beber agua, con hilillo de baba por el lado incluída, y esa mirada tan penetrante en el infinito...esa manera tan sutil de dejarse caer encima del banco, que más que un humano parecía un saco de trapos. Sucios. Con estas pintacas dignas del mismísimo Rey de Cagancho, estaba José Millán-Astray, padre de la Legión Española y Procurador en las Cortes de helado Españolas en la época Franquista. "Qué añazos, eh, Pepillo?". Le dije pero seguía aferrado a su botella de agua. Ni que se la fuera a quitar, que de gentuza tengo lo justo. 


 Después de su maravilloso morreo con la botella, me dijo: "El espíritu de compañerismo: Con el sagrado juramento de no abandonar jamás a un hombre en el campo hasta perecer todos.". A lo que le dije: Y te han dejado a ti para que digas cómo ha ido todo, no? Por eso estás tan solito... Angelito, ¡venga ese abrazo!. De un manotazo me apartó, se levantó como si quisiera apoyarse en los codos para hacerlo y se dirigió a un hombre de fachada poco distinguida. 


Lo vi desde lejos haciendo un gesto con los dedos, frotando el dedo pulgar y los dedos índice y corazón, como si quisiera quitarse arenilla. Seguidamente, vi que Pepiño le señalaba la entrepierna a misterioso hombre. Imaginé que sería porque le estaría explicando la bravura y masculinidad que lo caracteriza. Luego se perdieron entre los setos. 


No sabía que a Pepe le gustara jugar a los jardineros. ¡Qué machote!

Día 21 - Mañana

Mirando escaparates escuché: ¡Chst, oyes, escalofridas! ¡Estoys aquís!. Y algo parecido a un hueso de aceituna me aporreó en la oreja. 


Cuando miré había una muñeca asomada por la puerta de la juguetería. Rubia de peluquería de barrio alto, cutis perfecto, un traje rojo y amarillo con aguilucho incluído. No le faltaba detalle a la jodía. Le dije: Anda, ¿y tú quién eres?. Me miró altiva comiendo limones imaginarios, echándose sus rizos perfectos hacia atrás me dijo: ¿Cómos? ¿Nos mes conoces?.. ¡Soys las nuevas Barbies Intereconomías!. Con los ojos en blanco dije: ¡Oys, qué cabeza la mía, chica!... ¿Y qué accesorios tienes? Es que estoy buscando un regalo que... - ¡Tengos des TODOS!. Carraspeó un poco como para quitarse un pelo grueso ajeno de la garganta y añadió: Vengo con mi micrófono de gomaespuma fina y buena buena...¡mira toca!. También con unos papeles con algunos dibujos hechos por jefes gordos...me dijeron que no son básicamente para nada, sólo que tenía que hacer como que de vez en cuando los mirara. Metocalapastilla. ¡Con un pinganillo que tiene dentro un enano que me susurra todo lo que tengo que decir! ¿a que es genial?. Metocalapastilla. Y también éste maletín con sangre artificial y unas cuantas pegatinas moradas, que me las tengo que pegar en la cara si el enano me lo dice!!!! ¿¿A qué es genial?? Es TO-TAL, Escalofridas! No tendrás un vaso de agua por ahí, ¿verdad? ¡¡¡¡Metocalapastilla!!!! Y también inluyo una cámara con los cables un poco sueltos para por si tengo que desconectarlos y un guión donde dice que la culpa es de unos chicos peligrosos con perros y flautas... ¡MARAVILLOSO, MARAVILLOSO! ¿A que síiiii? 


Tó me pasa a mí. ¡Qué alegría, coño!

Día 20 - Noche

Cenando apareció por la puerta rebotando de marco en marco como una pelota de "pinball" Benito Mussolini. Parecía que iba a destrozar las baldosas en cualquier momento, no sé como decirle que tiene que ponerse a plan. Venden unas hierbas muy buenas que... Creo que el hielo en el coñac no le sienta bien, pobre. Como por arte de alguna extraña magia y casualidad se tiró encima del sillón que más cerca le pareció. Se clavó el posamanos en la entrepierna, esa lagrimilla que se le saltó lo delató. Con los ojos entreabiertos o entrecerrados (según la hora) y masticando cual camello aburrido lo miré e intentando atinar a encenderse un cigarro, dijo: "Me enorgullezco de ser lo que soy, esto es: un hombre que antes de imponer sacrificios a los demás se los impone a sí mismo y que antes de llamar a la disciplina a los demás se somete a esa disciplina". Le dije: Sí, mu bien, pero te has bebío tol gazpacho, jodío... Tanta disciplina, tanta chominá pa ná. 


No sé qué me pasa con esta gente que me pongo torpona y se me caen mil cosas encima de sus cabezas: ceniceros llenos, tacones, jarrones chinos, mesas, sillas... Ay, madre mía, me estoy cubriendo de gloria.

Amores y otros maltratos

Decía que la quería y ella lo notaba. En colores morados, rojos, azules y morados él la adoraba. 
Amaba sus guisos, sus andares, sus escotes que nada escondían, hasta el color de sus ojos que cambiaban de color en función del amor que él le daba. Los amaba tanto que no podía reprimir en su pecho tanto amor y tenía que soltarlo por algún lado: ya fueran los pies, puños o boca. Cuando él se reía mirándola delante de sus amigos o familia no era humillación, no, era que la quería demasiado y sólo tenía ojos para ella. Que las otras que escondían bajo sus sábanas no eran nadie.


Ella notaba ese amor tan grande en cada palabra. Detrás de las palabras puta, zorra, novalesparanada, fea, se escondía el más tierno sentimiento. Ni los ramos de flores y libros de poemas de amor que le regalaba después le sabían a tanto como con aquel aroma a hierro fundido.


Se decía que esas lágrimas que derramaba eran por puro amor, de emoción. Nada tenían que ver sus caricias bruscas ni sus piropos de contenedor. Si ella sabía que la adoraba, pero no tanto como ella a él. 


De tanto amor que le procesaba ella se creía indigna de ello, un día ella quiso mostrarle su amor infinito y eterno hacia él. Lo único malo de esta historia es que la pilló cocinando, con todos los cuchillos alrededor.


Lo amó 67 veces con verdadera pasión.

Día 19 - Mañana

Estaba sacando la ropa de la lavadora para tenderla y allí estaba dentro de la misma Alfonso de Borbón hecho un higo y tiritando. Siempre lavo con ropa fría, es lo que tiene. Le dije: Pero hombre, Alfonso, ¿qué haces ahí tan apretado, chiquillo? ¡Que vas a pillar una pulmonía y en esta época es malísimo eso!. Me miró con sus castañuelas en los dientes y me dijo: ¿Le han quitado la licencia de armas a mi hermano Juan Carlos?. Recogí el último calcetín despacio y suspirando, le contestó: No, jomío.


Me pegó un manotazo para que sacara la mano y cerró corriendo la puerta de la lavadora desde dentro. Qué genio, ya podría haberme ayudado a tender. Bah.

Día 18 - Noche

Llevaba una melopea bestial, de estas que te hacen avanzar más sin andas en zig-zag que en dirección recta. ¿Qué pensaría mi madre si me viera así?. "Pa lo que has quedao, hija". Pasé por el salón para ver si había alguien y allí estaba sentado en el sofá Rafael Alberti, con una copita encima de la mesa de vino, mirándome con cara de búho (o eso creo porque llevaba las lentillas sucias, claro) y haciendo punto con un largo ovillo de lana roja. Por cierto, menudo arte. -¿Me estás haciendo una bufandita, padre? Qué buapo ereeeeeeeeeeeeeeeh. Le dije. Se apartó como si le quemara y me dijo: "Hace falta estar ciego, tener como metidas en los ojos raspaduras de vidrio, cal viva, arena hirviendo, para no ver la luz que salta en nuestros actos, que ilumina por dentro nuestra lengua, nuestra diaria palabra". -Que te quiero compadreeeeeeeeeeee, dame un beso, ¡corre corre!...uy...¿y estos pelos a lo lolailo? ven para acá que te voy a dejar hecho un pincel. Le dije cogiendo las tijeras de la mesa. Como espantando moscas me acarició un poco bruscamente la cara y añadió el tono alto: "Yo te arrojé de mi cuerpo, yo, con un carbón ardiendo. Vete". Y como un muelle que tiran desde un noveno piso me quedé mirándolo: ¿Eso se hace? ¡Qué saborío te has vuelto!


Me desperté en mi cama, con una gran manta de lana roja tapándome y dándome calor. Y al lado una nota que decía: "Alma en pena: el resplandor sin vida, tu derrota."




¿Tu derrota?... ¿Ahora se llama así a las resacas?. Qué diíta.

Nací sutil a la par que elegante.

"Enero - Año 2.000


Querido Alejandro: 


Me ha sido enormemente grato haber recibido tu amable misiva. De igual modo, los conceptos en ella emitidos, los considero para tu personalidad, tan infinitamente abstracta. No por ello, y debido a mi selecta educación, he de reprocharte nada, pues no sería propio de mi clase ni de mi posición astronómica el hacerlo, aunque sí el atenerme el agotamiento neuronal y metafísico de tus, digamos, sonoras locuciones gramaticales.


Asimismo, no esperaba menos de tus consejos, tan propios de homo-sapiens sobre un alcornoque  adornando portales de Belén visitados y visitados por cervatillos de Villalba. Ya sabes, amigo Alejandro, por la buena y envidiable amistad que nos une, que a mi gallinácea real le encanta la calle, y mucho el cine, e innecesario, con ello es, que no advierta tu amable indicación con respecto a abandonar mi bello sueño de estudiar para dirección cinematográfica. Ya te he apuntado en el cartel de estrellas y luceros para mi primera película, denominada, provisionalmente: "ALEX, BETÚN NEUTRO, TODAS ZAPATILLAS". ¿Te gusta?, ¿te entusiasma?, ¿no?... ¿te molesta?... ¡¡¡oh, no!!!, es una broma. No deseo ofenderte, ya sabes que para mí eres más importante que la sopa de lechuga, sobre todo la de tropezones, también denominados "lombrices".


Con toda mi alma te agradezco que me consideres lista; yo también pienso igual de ti: que eres listo, más listo que el guionista de los Teletubbies, quien, por cierto, no vive en la calle, amiguito, sino en tus sueños más inteligentes.


Debido a tu arrolladora personalidad, te comunico que mis amigos desean conocerte más profundamente, aunque ya les he avisado para que vayan construyendo una hermosa jaula para albergar tal especimen, pues no quiero ser la culpable de catástrofes y jaquecas provocadas por tu sublime galvanismo.


En mis más internos pensamientos, una voz me grita por qué he perdido contigo y tu tabarra parte de mi preciada existencia, habiendo tantísimas cosas, entre ellas pasear por esa calle que tanto me gusta, amén de defecar e inyectar enemas, que se pueden realizar más provechosamente. 


Para finalizar, aconsejarte que tu sangre la aproveches para fines humanitarios, pues más que sangre parece pus de tu repulsivo acné. Con suerte, a lo mejor ellos podrían estudiar tu caso tan patético. A ellos te remito.


No olvides que todo cuanto te digo es por tu bien, criatura de Dios.


Por siempre en tus cortas luces:


La menda.




P.D: ¡¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!! No te envío postal, porque los venados de por aquí no se dejan fotografiar, oyes."






Y así, querid@s, se le contesta a un moscardón. Qué tiempos... snif snif.



Día 17 - Tarde

Estaba haciendo zapping entre belenes y intereconomías. Super interesante todo, oye. Me había vuelto a caer del techo encima del sofá. Qué cosas. Me tapaba a veces la caja de la mierda tele el maldito Freddie Mercury pasando la escoba mugrienta y con los pelos como mi amada Duquesa de Alba. Le he dicho mientras observaba con recelo que esos leggins ajustados fucsias le quedaban mejor que a mis posaderas: Pero hombre, Fred, ¿no te da ná? ¡Llevas años con el mismo mocho y no se te ha ocurrido cambiarlo! Además, siempre con la misma parte del mocho...¡que se vicia, hombre, se vicia y no agarra igual!. 
Le he tirado una cuchilla de afeitar. Tiene unos bigotes ya añejos que son la envidia de cualquier morsa de buen año. A lo que me ha contestado, sacándose la gomilla del tanga entre sus nalgas: "Siempre supe que era una estrella, ahora parece que el mundo esta de acuerdo conmigo." A lo que le he contestado sonrojada: Veste a la mierda, bandido, ¡bésame!


Mira que yo siempre he sido republicana, pero esta "reina" puede conmigo...Ains, qué tonta.

Día 16 - Mediodía

Después de la sorpresa del otro día me han dejado regular nada más. Qué poco estiloso en mí, oys, con la vida tan normal que tengo. Así que me he pegado al calor maternal (el mejor del mundo, ¿que no?) para desestresarme de esta realidad tan kafkiana (sí, el de las torrijas, que por cierto, ahora tiene más faena que nunca...qué bandido). Estábamos en la cocina preparando la comida y apareció por la puerta de la cocina Kurt Cobain dejándose caer por la pared, arrastrando el hombro cual gusano perdido. ¡Cúcha! - ha dicho mi madre al verle. Yo me he limitado a mirarle de tan de reojo que casi me caigo al suelo del mareo. Oye, hubiera quedado super divina pero no sé caerme a cámara lenta. Soplándose los flequillos de la cara ha dicho: "Admiro a la gente que vive sin problemas, que mira el mundo con despreocupación. A diferencia de ellos, yo sufro más de la cuenta". Mi madre ha puesto cara de comer limones y me ha mirado señalándolo como haciendo autostop y me ha dicho: ¿Qué le pasa a éste?. No sé, máma - le he dicho - será que tiene hambre. Antes de terminar la frase mi madre ya le había plantado el mandil encima y dándole unas palmaditas en el hombro junto con un "amosnene". Me ha dado cosilla el pobre. No sabe redondear las albóndigas bien. Mientras pringaba de carne picada la cocina, ha suspirado: "No sé dónde voy, no sé, sólo sé que aquí no puedo estar". A lo que mi madre le ha contestado suspirando mucho: De nada, para eso estamos. 


Los huevos fritos con papas estaban geniales. Se le da bien la música y ser un triste, no la gastronomía. Es lo que hay.

Día 15 - Noche

He llegado tarde a casa, para variar. A veces no se puede estar siempre sonriente y graciosilla. He estado mirando por todos lados de la casa con una parsimonia que ni un desfile de caracoles, para ver si había alguien más además de las pelusas. Ni las águilas. Cuando he ido a cambiarme de ropa, he abierto el armario... ¡ha salido un montón de gente de allí! con el grito de: ¡SORPREEEESAAAAAA!. Ya podían haber avisado, que no he hecho la compra y no va a haber cáscaras de pipas para todos. Las hormigas ya hicieron un barrido bastante apañao (qué monas). Ya os contaré... que ahora mismo tengo a Kurt Cobain haciéndome cosquillas. ¡Jajajejejijijojoputa!

Buenos días, buenas tardes y buenas noches

En una casa era fría y de madera, perdida entre las montañas, vivió un padre con su hijo. El niño, de corta edad, apenas tenía relación con más niños y muchas veces jugaba solo con los insectos y pequeños animales que vivían a su alrededor. Cuando era más pequeño, su padre, para que no tuviera miedo a algunos insectos como las cucarachas o animales pequeñitos como los ratones, le decía que a todo lo que tuviera miedo, lo metiera en un bote y que, todos los días, les diera los buenos días, buenas tardes y buenas noches. Y que nunca se le olvidara echarles de comer, para que pudieran durar más tiempo y poder observarlos mejor. Con ese contacto diario perdería el miedo. A los pocos meses el niño había conseguido una estantería casi completa llena de pequeños animalitos a los que cuidaba cada día como si de cristal fueran.

"Buenos días, Señora Cucaracha". "Buenos días, Señora Mantis". "Buenos días, Señor Ratón".

Aprendió a hacerlo así desde temprana edad para que, a pesar de ser sólo un niño, pudiera jugar con arañas, cucarachas, hormigas, mantis, ratones, ratas, etc.

"Buenas tardes, Señora Cucaracha". "Buenas tardes, Señora Mantis". "Buenos noches, Señor Ratón".

Pasaron los años y el padre decidió que el niño debería de ir ya al colegio a relacionarse con más niños y aprender cosas nuevas. El primer día de colegio fue traumático para él, ya que apenas sabía entablar una conversación propia de los niños de su edad. En los recreos se dedicaba a observarlos y recordaba a sus insectos. Los añoraba.

"Buenas noches, Señora Cucaracha". "Buenas noches, Señora Mantis". "Buenas noches, Señor Ratón".

Pasaron los meses y su fijación hacia una pequeña niña rubia, de pelo largo y ojos enormes negros se veía cada vez más y más acentuada. Pero no se atrevía a decirle nada y si, por casualidad, sus ojos se cruzaban, él agachaba la mirada lo más rápido posible. Se sentía tan atraído por su piel blanca que parecía tan suave y tierna que le asustaba sólo el hecho de imaginar tocarla.

Una noche, después de mucho tiempo, el niño ayudó a su padre a recoger la mesa después de la cena. Cogió trozos de pan que habían sobrado y los guardó en sus bolsillos. Salió de la casa y anduvo hasta un pozo cercano. Asomó la cabeza y echando el pan dentro dijo: "Buenas noches, Señorita Niña".






Día 14 - Tarde

Todos mis amigos se han ido a la sierra huelga. Nivel de aburrimiento: Les echo migas de pan a las hormigas y cuento el tiempo que tardan en barrerlas. Diversión en estado puro. Yo también estoy haciendo huelga, pero en casa, así ahorro gastos que está la cosa muy malita. Salí a dar un paseo a ver qué tal la prole y, la verdad, parecía domingo. Me llamaron las hormigas al móvil y me dijeron que ya se habían zampado las migas y que querían más. Intenté convencerlas para que avisaran a alguien para que les echara más pero, claro, ellas son más. Y encima cabezonas. 


Al llegar me encontré a Francisco Franco haciendo zapping, al parecer no barrí bien ese día. Vaya, Francis - le dije - ¡qué raro se me hace verte por aquí! ¡Con lo piquete que siempre has sido!. Quitándose las legañas como avestruces me dijo: "Ahora se habla de democracia. Nosotros, los españoles, ya la hemos conocido. Y no nos dio resultado. Cuando otros van hacia la democracia, nosotros ya estamos de vuelta. Estamos dispuestos a sentarnos en la meta y esperar a GGRRAOPKDKSKASLDMSDM AAAAARGGGGGGGSUELTAAAAAASRRRGGGGGGG". Vaya, se me olvidó picar el pan y se ha querido comer el mendrugo duro entero él solo. Qué agonías.


Las hormigas son más agradecidas. Bah.

Día 13 - Noche

Con unas legañas dignas de ser quitadas con rastrillos, me he lavado los dientes. Sí, ese momento en el que te miras al espejo y ves el gotarrón de pasta cayendo y te ves con un perro baboso y te pones a hacer muecas como si tuvieras falta...pero sin paga, claro, que todo no se puede tener en esta vida. Apareció por la puerta del baño, como no, la silueta de Alfred Hitchcock. Me giré, después de escupir las babas, y le entoné: ¡Vaya, Alf! ¿otra vez atacando la nevera? ¡Menuda panza llevas, gachón!.. Tómate un Almax que esta noche me pones tricolor por lo menos. Con su mirada altiva y pasándose por el forro de la camisa lo que le estaba diciendo, dijo: - "Imagínese a un hombre sentado en el sofá favorito de su casa. Debajo tiene una bomba a punto de estallar. Él lo ignora, pero el público lo sabe. Esto es el suspense.". Exclamé: ¡No me digas que hay más gente abajo! Dí, por favor, de mis partes, que frieguen los platos de la cena que tienen a Cervantes como si fuera la chacha de la casa. Si creo que está por cortarse la zarpa que le queda...


Atravesando su perfil de marco a marco de la puerta, ha desaparecido. No sin antes dejarme un bonito moco pegado a la puerta. 
¡No sabía que ahora era decorador de interiores! Qué cosas.

Día 12 - Mañana

Le dije a mi padre que me cortara un poco de jamón para la tostada. Con ojillos y andares de perro pachón abrió el cajón y sacó el cuchillo de jamón y vi que se iba hacia el baño donde estaba Adolf Hitler, que estaba enjabonándose sus posaderas en la ducha cantando cosas extrañas...así como Leonardo Dantés pero sin pañuelos. Le dije: ¡PÁPA!  ¡DE ESE CERDO NO!

Pobretico mío, está como una tapia...cuando quiere. Ahora me toca limpiar a mí toda la sangre de ese cochino, ea.


Día 11 - Pa la hora de comer (chispa más o menos)

Al llegar a casa escuché ruidos extraños. Fui corriendo hasta el salón y allí estaba, humareda incluida, Bob Marley con una cachimba rosa chillona (no la habría engrasado bien) limpiando el polvo bastante alterado, como bailando música techno con cien RedBull encima (jarabe para la tos). Comprendí que la humareda no era de la sus adicciones (y suspiré) y también que llevaba bastantes días sin enseñarle un trapo a los muebles (es lo que tiene). Le dije: Pero hombre, Bob, ¡estarás molestando a los vecinos con Queen a toda leche! ¿Cómo piensas quitar el polvo del aire?... Perdona pero... ¡esa falda es mía!. Sin dejar de hacer su baile macabro que a lo sumo invocaría a Manolete y, nuevamente, enharinándome cual boquerón en verano, me dijo: "En este futuro brillante, no puedes olvidar tu pasado". -Claro, hombre, ¡y tú lo quieres dejar todo reluciente!. Paró en seco y dijo algo, pero para entonces ya tenía un tapón de polvo en el oído y no me enteré de nada. A saber...


No hay quien entienda a estos hippies...

¿Perdona?

606 Visitas en una semana... Y yo que pensaba que era la única loca... :D


¿SUSCOMO?

Día 10 - Tarde

¡A manguerazos he tenido que echar a Albert Einstein de mi patio cuando he llegado a casa! ¡No le daba vergüenza estar desnudo bailando en el patio a ritmo de Camela! 
¿EN ÉSTA CASA, CAMELA? ¡DE ESO NADA! ¡Aquí de Perlita de Huelva para arriba, hombre! Esta casa es de gente seria, formal y elegante.


Y encima me dice el gañán sin dejar de bailar: "Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro". A lo que, obviamente, le he tenido que contestar: ¿¿¿Quieres taparse eso ya, hombre??? ¡Encima con el cachondeo! ¡Si sólo te falta el organillo y la cabra!.
Y a ritmo de "sueñocontigoquemehasdado" me ha dado la espalda enseñándome cómo se mueven sus glúteos milenarios. ¡Que vivan las carnes flácidas, compadre!

Día 10 - Mañana

Concentrada mirando por el microscopio restos de heces, tapándome un ojo como una pirata porque ya dolía, escuché a mi lado por lo que pensé que sería un hombre casi sordo (de estos que dicen: ¡SI YO GRITO ES PORQUE NO ME OIGO!): "Nunca olvido una cara. Pero en su caso, estaré encantado de hacer una excepción". Pegué un sobresalto: ¡Coño, Groucho! Que casi me quedo tuerta... ¿Qué tal? ¿De viernes?... ¿Qué tal tu primo Karl?. A lo que me respondió apoyándose en la pared y echándome el humo del puro en la cara: "He pasado una noche estupenda. Pero no ha sido esta". Lo miré de arriba abajo meneando la mano como espantando moscas: ¡Oye, aire, nene! ¡Que me estás dejando apestá ya! 
Se puso serio y con cara de ofendido... y haciendo movimientos raros con sus cuatro extremidades se fue haciendo lo que podría identificarse como el típico baile de los catetos unicejos que entran bailando a las discotecas, pero de espaldas.


Lo que no me pase a mí...

Día 9 - Mañana

Con la radio a todo trapo y moviendo el culete a ritmo de "reguetón" estaba esta mañana Gustavo Adolfo Bécquer haciéndome un bocata para desayunar. - ¿No crees que te has pasao un poco, Gustav? Luego limpia la tostadora que lo dejas todo lleno de miguitas y es un festín para las hormigas - le he dicho con los ojos cosidos. Me ha contestado sin dejar de mover el trasero y limpiándose un poco las manos en el pijama: "El amor es poesía; la religión es amor. Dos cosas semejantes a una tercera son iguales entre sí". Dándome la vuelta he suspirado: Qué mal te sienta beber por las mañanas, compadre.
Menudo pestazo tenía montado entre la morcilla y el chocolate.

Día 8 - Tarde

Esta tarde mis amigas y yo nos hemos dispuesto a tomar el solecito como lagartos (que no lagartas, ojo) panza arriba en una terracita de estas tan monas con sus mesas de plasticazo y sus patas de mesa que arden como el mismísimo infierno si arrimas mucho la pierna. ¡Ay, qué gustito!
Allí, como castañas asadas, nos ha atendido Friedrich Nietzsche rascándose con el culo del bolígrafo su hermosísimo bigote y mirando la libretilla. Se ha metido el palillo de los dientes en el mandil y nos ha dicho: "Cuantos hombres se precipitan hacia la luz, no para ver mejor sino para brillar". A lo que una amiga le ha dicho: ¡Óle las cosas bonitas!
He dejado de mirar la carta y lo he mirado con ojos de sospecha. No porque estuviera cabreada o a disgusto sino porque el sol me estaba pegando de frente. Le he dicho: "Las personas que brindan su plena confianza creen por ello tener derecho a la nuestra. Es un error de razonamiento: los dones no dan derecho". Y me ha dicho: Perdona, pero...hum...esa frase es mía. A lo que le he contestado: ¡Como si ahora tuviéramos que tener un guión escrito para todo, oye!. Hemos sonreído y guiñado un ojo, haciendo como si tuviéramos una pistola en la mano, haciendo un ruido en la boca como cuando alguien ronca y quieres que deje de hacerlo. Como se llaman a las cabras a veces, vamos. ¡KIÁ! 


El disparo de esa pistola suya me ha llegado cuando me ha puesto el café hirviendo... ¡Cuánto nos hemos querido siempre este amado bastardo y yo!

Día de "Estherlla"

"¿Ves? Hacemos cosas que no queremos por las personas que queremos". Me dijeron ayer. En éste caso, sí que quiero. Hoy, para salir de la rutina, he decidido quitarme las máscaras o más bien, las gomillas de mis máscaras para dejar un cacho de mi corazón aquí. A escobazos he echado a los cuantos inquilinos que ocasionalmente me encuentro también, que a veces son más cansinos... Demostrar lo que se siente no es algo que cueste o que sea difícil ya que cuando se quiere a una persona, lo demás no importa. 


Hoy es un día especial: no porque sea miércoles, por la fase lunar, porque haya salido el sol (que por cierto, pica que da gusto ya), o porque el aire no es fuerte. 
Hoy es un día especial porque nació mi Estrella. De las más brillantes que se pueden contemplar y la que, vaya a donde vaya, va siempre conmigo, cerquita del corazón donde los sueños nunca se apagan ni el amor se reprime. 


 Los consumidores habituales de "Las flores de Bach" o libros de Paulo Coehlo, pueden decir que cuando dos personas se conocen en circunstancias extrañas, es porque el destino lo ha querido así y blablablablá (québonitossois). No creo en esas historias de "depresingers". Lo que sí creo es que cuando dos personas se conocen de manera extraña es porque ambas se lo merecían. Destino, vida, ¿Dios? (un momento que se me pase la risa...), sea lo que sea, fue maravilloso e increíble. De esta manera tan subrealista, mi Estrella y yo nos conocimos de una manera muy bonita y bastante graciosa. 


 Mi Estrella tiene una risa increíble e inconfundible, una fuerza bestial que en otras despierta envidia o admiración, una belleza única y su llanto (porque también sufre) te puede demoler como mil tanques. Pero no se deja caer nunca, siempre intenta mirarlo todo desde arriba y si siente que va a caer, se agarra fuerte a todo lo que pueda e incluso puede pintar nubes para que la sostengan. ¿A que es maravillosa mi Estrella? (decid que sí, ¿eh?, que como se enfade lo de Troya será de chiste...)


Aunque esté lejos físicamente, puedo verla cada día, acariciarla y mecerla conmigo. Aunque no lo pida, aunque no lo necesite o me lo pida. Con ella tiene, aunque no lo sepa, una legión de gnomos y otra de gárgolas que la protegen día y noche. Se la mandé hace mucho tiempo porque ella siempre me protege con su luz desde la lejanía y, como Estrella que es, su luz puede ser infinita pero no siempre la misma. Por este simple motivo necesita recargarse día a día y noche tras noche para que nunca deje de brillar. Se merece tantas cosas pero una simple humana no puede hacer magia... o sí. 


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 Por este motivo, Estrellita mía de mis amores y entretelas de araña, tienes un hueco dentro y fuera de mí. Por los siglos de los siglos...a ver. Te Quiero Infinito, como tu fuerza. No lo olvides. ...y que cumplas muchos más. (Y que yo los vea, madre!)



Hasta para fumar tienes arte, joía...

Día 7 - Tarde

Esta tarde me he cruzado con Chuck Norris. Antes de saludarle me ha dado unos golpecitos a modo de saludo en la espalda y... ahora mismo no sé donde estoy. ¡Enviadme algo de comer, por favor! ¡Y decidles a mis padres que los quiero! 


 Creo que aquí me falta el oxígeno...qué bonita es la Luna desde tan cerca...

Día 6 - Tarde

Esta tarde mientras paseaba por la calle con los auriculares puestos, se me ha acercado Augusto Pinochet con la palma de la mano hacia arriba. Le temblaba mucho. He supuesto que le habrían robado la pandereta. Cuando me he quitado uno de los auriculares para escuchar qué decía, ha susurrado con una halitosis digna del culo de una mofeta: "Los ponemos en un avión y en el camino los van tirando para abajo". He chocado su mano con la mía y le he dicho: ¡Choca esos cinco, compadre!. Me he vuelto a poner el auricular y he visto su cara de pena (digo yo, que sería pena). Se me ha escapado una lagrimita, será que la alergia este año viene fuerte. Imagino que sería la misma lagrimita que se le escapó a Baltasar Garzón cuando no se lo pudo encontrar. ¡Qué suerte tengo, Di*s mío!

Día 6 - Mañana

Entre palomas, ramas recién asesinadas y olor a hierba mojada, esta mañana me he encontrado a Pablo Neruda en la Plaza de Colón sentado en un banco desmenuzando pan y con un cartón de vino gran reserva (para los borrachos). Le he dado los buenos días amablemente y me ha respondido: "Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas". Con los ojos en blanco y ya un poquito cansada de que ninguno de mis recientes amigos me salude con cariño, he empezado a tirar arena a patada sucia encima de las migajas que tiraba a las ratas del aire. Le he exclamado: ¡Por favor, Pablo! ¡Siempre has sido un romántico del copón! ¿Qué te pasa ahora?.. ¿los años?...¿la vejez?...¿Acaso no amas ya nada?. Después de rascarse la nariz de toda la polvareda que había montado la menda, me ha dicho con los ojos arenosos: "¿Sufre más aquél que espera siempre que aquél que nunca esperó a nadie?". No me ha quedado más remedio que dejarlo allí sacudiéndose polvo de su boina a cuadros y empinando un poquito el codo.

Día 5 - Noche

Conduciendo hacia mi ciudad se encontraba a mi lado el rechulo de Napoleón. Le he dicho mientras bajaba el volumen de la música: -Pues vaya dominguito hemos echado, ¿que no?. Y me ha contestado colocándose en el sitio y dejando de hacer dibujitos con vaho en el espejo: "Los sabios son los que buscan la sabiduría; los necios piensan ya haberla encontrado". Resoplando le he dicho: -Pues vaya hombre, si lo llego a saber te dejo tirao en la cuneta para que te airees, ¿qué te parece, querido?. Cruzándose de brazos y poniéndose bien las medias ha respondido cabizbajo: "Las batallas contra las mujeres son las únicas que se ganan huyendo". - Ahí le has dao.- he contestado bajando la velocidad del coche. 


 Estos hombres...¡no se contentan con ná!

Día 4 - Tarde

Cuando he bajado al salón me he encontrado al Rey Leónidas vestido de chacha quitando el polvo de las estanterías, con un plumero de pavo real. Después de tragar babas a espuertas, le he dicho: -Hay que ir a por bombonas, que esta mañana me he quedao pajarito. A lo que me ha dicho, con tono cabreado: "¡ESTA NOCHE CENAREMOS EN EL HADES!". Con un ojo a la virulé le he dicho: ¡Perdona, majo, pero esta noche haré lo que me de la ganica, cuchaoyertío!. Sacudiendo el polvo de la cabeza y recolocándose las bragas me ha dicho: ¡AU AU AU!. Dando un portazo sólo he añadido: -Eso, hijo, cada loco con su tema.


¡Cómo está el servicio!


Y, ahora, desde aquí lo escucho peerse. "Ambientador ecológico" que le llama, el simpático.

Día 4 - Mañana

Los sábados hay que aprovecharlos para las compras semanales y limpiar. Esa frase la he escuchado casi toda mi vida pero prefiero hacer lo que me de la gana. Al final mis "los que me den la gana" se quedan en "lo que hay que hacer por cojones". Qué alegría de vida. Soy la envidia de Marqueses. 
Perdida en la sección de lavadoras de Alcampo me he encontrado a Mahatma Gandhi vestido de trapillo, agachado, intentando comprobar si cabía él entero en la lavadora de 7 kilos. - Pero hombre, Maha, el Ayuntamiento te va a tener que poner un sueldo por barrerle las calles... ¡Llevas los bajos carbonizados, jomío!. Se ha puesto de pie, y después de limpiarse sus gafitas con la manga llena mugre, me ha dicho: "Un minuto que pasa es irrecuperable. Conociendo esto, ¿cómo podemos malgastar tantas horas?". A lo que le he contestado: ¡Pero si llevas hasta un gorrión enganchao entre los pliegues de la ropa!. Haciendo caso omiso a mis palabras y mientras me agachaba resoplando para liberar al pequeño pajarillo, me ha dicho: "Un país, una civilización se puede juzgar por la forma en que trata a sus animales". Mientras guardaba al bicho piando en el bolsillo, he contestado: Si es que la cosa está mu malita, ¿no sabes? 


Y me ha llenado el pajarito el bolsillo de cagadas como cabras...pero verdes. 
¡Qué bonita es la vida!

Día 3 - Tarde

El cuscurro de después de comer es sagrado. Así que como buena española, me he vuelto a quedar trasnucada en el sofá. ¡Qué fatigas paso! Al despertar he ido a limpiarme las legañas como aliens y estaba Marilyn Monroe haciendo uso del inodoro (ante una mujer de su categoría decir "cagadero" o "trono de Roca" sería una aberración). Ha dicho: "La carrera se hace en público, el talento en la vida privada". A lo que le he contestado: Defecas arte por todos lados, jamía... ¡Uy! ¡Qué bragas tan monas! Aunque están un poco sucias... ¿en qué mercadillo te las has comprado?. Se ha puesto colorada, qué maja es siempre. Luego limpiándose con toallitas Deliplus su cotizado trasero se ha levantado y me ha mirado con ojos golosones y ha dicho: "El sexo forma parte de la naturaleza. Y yo me llevo de maravilla con la naturaleza". No me ha quedado más remedio que contestarle: Eso está por ver, querida. 


Y el resto no os lo cuento porque os ponéis tontones.

Día 3 - Mediodía

Al llegar a casa después de haber estado en Colón meditando con los consumidores de estupefacientes habituales, me he encontrado a René Descartes sacando mugre de la tragona del patio. Con los brazos con mucha mierda suciedad, hojas secas, pelos y demás alegrías; me ha dicho: "Dicen que el mono es tan inteligente que no habla para que no lo hagan trabajar". Lo he mirado con los brazos en jarra: - A ver lo que haces con tanta suciedad luego, que seguro que lo dejas todo repartido por ahí y me toca luego limpiarlo... Así que recoge tus apechusques y... ¡aire!. Ha eructado y después de ese acto tan varonil, ha añadido: "No hay alma, por poco noble que sea, que permanezca tan aferrada a los objetos de los sentidos que, a veces, no se aparte de ellos para desear un bien mayor". Sólo he podido contestar con los ojos en blanco: - Eso digo yo, nene.

Día 2 - Noche

Ahora cuando he ido a ponerme el pijama, he escuchado un ruido muy extraño. Algo así como: "Iiiiiii IiiiiIiiiii Iiiiii". He aguantado la respiración y seguía escuchando ese sonido más fuerte aún: "IIIIIIII IIIIIIIII IIIIIIIIIIIII". Cuando, de repente, ha aparecido por la puerta de mi habitación (humilde a la par que elegante) la Duquesa de Alba: "IIIIIIIIiiiiIIIii niiiIIiiIIiiiiiIiÑÑAaaaAaaa IiiiIiiiIIiii"

A lo que he exclamado:

¡¡¡¡¡COÑO, UNA MUERTA!!!!!

Qué susto, aún me tiemblan las pantorrillas. 

Día 2 - Tarde

Esta tarde he ido al Mercadona a comprar, como es normal en una persona seria y formal...no me lo creo ni yo. Eso que dicen de que es lo más barato en cuestión de alimentación no es cierto y quien diga lo contrario, miente como gitano. Iba pensando en mis cosas. En la sección "verde" (es decir, de verduras y frutas y todo eso que no respira) me ha sorprendido bastante ver a Frida Kahlo haciendo trampas con la báscula con unas peras. Iba despampanante, con sus geranios en la cabeza y sus vestidos con estampados imposibles, esas zapatillas de felpa rosas con pompón de plumitas que hacían juego con ese bolso tan... de aquella manera. - ¿Ni siendo el día Internacional de la Mujer te libras, Friducha? Hay que ver, ese Diego tan machista... ¿Qué te parece el precio de las berenjenas? - le he dicho. Escondiéndose unas castañas en los bolsillos, me ha contestado: -"Intenté ahogar mis dolores, pero ellos aprendieron a nadar". No he podido evitar darle un beso en su entrecejo peludo y una caricia en la mejilla. Dedicarle una sonrisa:  -Tranquila, madre, si eso es como tó...y tó se pasa nesta vida.

Día 2 - Mediodía

Después de esas ricas lentejas con chorizo sazonadas por la manita tan mona de Cervantes, me he quedado como un mochuelo al solecito: Retrepada totalmente. Ésta vez, por suerte, no había nadie debajo de la mesa. Así que he dedicido cerrar un poco los ojos. Cuando me he despertado, estaba con los ojos como dos puñaladas en un cartón y como si alguien hubiera plantado patatas en mi paladar (tractor incluído), es decir, un poco atontá. A mis pies, sentado en el extremo del sofá, estaba sentado Francisco Franco, gafas de sol, vestido de Tul, carajillo en mano y fumando de la pipa de mi padre. - Oye Currito, qué bien te queda el naranja chillón, ¿no?. No me ha mirado por encima del hombro porque, evidentemente, la genética no fue muy generoso con él, pobre. Pero sí que hizo un gesto de orgullo y dijo: - "¡ARRIBA ESPAÑA!". Y me tiró parte del carajillo ardiendo en el pie. Qué gracioso el tío. Me he levantado cabreada, oliendo a café y enharinada cual boquerón por la ceniza de su pipa. Así que después de sacudirlo del sofá con dos dedos, he cogido la escoba y el recogedor y lo he barrido. ¡Qué poco me gusta ver mi casa sucia, oye!

Día 1 - Más de noche aún

Como casi todas las noches, he salido al patio para regar un poco las plantas. Con esta sequía las pobres llevan cantimplora. He quitado unas cuantas hojas del suelo y allí estaba, Miguel de Cervantes, recogiendo y doblando cuidadosamente como podía con su única mano la ropa que tenía tendida. Qué apañao que es. Le he dicho: Ten cuidado con las bragas que siempre me las dejas hechas un higo. Me ha contestado: "¿Qué locura o qué desatino me lleva a contar las ajenas faltas, teniendo tanto que decir de las mías?". Encogiendo los hombros, le he preguntado: ¿Qué se come mañana?. A lo que me ha contestado: "La senda de la virtud es muy estrecha y el camino del vicio, ancho y espacioso". Así que, vale, mañana lentejas con chorizo.

Día 1 - Noche

Con calefactor en mano y más mugre encima que un estercolero viejo, he ido al baño a darme una duchita de agua caliente. He enchufado el calefactor y cuando he corrido las cortinas de la bañera para darle al agua, me he encontrado a Manuel Fraga. Le he dicho: Hombre, Manu, ¿otra vez gastándome el gel?... ¿o es que echa de menos la playa de Palomares? Con tanta espuma... Sin mirarme y sin dejar de frotarse con mi esponja sus partes nobles me ha dicho: "Toda mi vida he dicho verdades sin condón y pienso morirme sin ponerme uno". A lo que le he contestado: ¿Sabes que es una bañera de "rojos"?. Ha parado de frotarse y me ha dicho: "La legalización del Partido Comunista es un verdadero golpe de Estado." Y, no sé cómo ni por qué, se me ha caído el calefactor dentro de la bañera, ¡enchufado y todo!. Qué cabeza la mía.

Día 1 - Mediatarde

Después de comer me he sentado en el sofá rendida al calorcito y al levantar las faldillas de la mesa he visto debajo a William Shakespeare en tanga tiritando, con una calavera con peluca rosa fucsia y mientras le cantaba coplillas de Juanito Valderrama, le dije: Pero oye, Guille, si hay confianza de sobra, ¿por qué no subes y coges una manta o algo? ¡TÁPATE ESO, POR FAVOR!. Me dijo con ojos tiernos: "No tratéis de guiar al que pretende elegir por sí su propio camino". A lo que le pregunté: ¿Tú crees que lloverá o tendremos sequía pa rato este año?. Dijo: "Duda que sean fuego las estrellas, duda que el sol se mueva, duda que la verdad sea mentira, pero no dudes jamás de que te amo". Bajando las faldillas susurré con desgana: Tó me pasa a mí.

Día 1 - Mediodía

Cuando he llegado a casa después de una jornada bastante bonita donde las babas, pelos y restos de sangre me acompañaban, me he encontrado en mi casa a Edgar Allan Poe haciendo sus necesidades en el baño y le he dicho: Pero hombre, Edgar, no te has dado cuenta que no hay papel y que luego tendrás que andar como un pingüino para coger un rollo? Que se te van a caer los restos, por Dios!!!. A lo que me ha contestado: "Tengo una gran fe en los tontos, autoconfianza le llaman mis amigos". A lo que le he contestado: Ahí te quedas, compadre.

Día 1 - Mañana



Recién despierta me fui a la cocina aún con los ojos pegados y me encontré a Frank Kafka haciendo torrijas. Le dije: Pero hombre, Frank, pon algo en el suelo que me lo llenas todo de aceite y haz el favor de ponerte un mandil. Me miró y me dijo: "No desesperes, ni siquiera por el hecho de que no desesperas. Cuando todo parece terminado, surgen nuevas fuerzas. Esto significa que vives." A lo que le contesté: Ahm...Vaya.