Aura

Mi hormiga duerme ya sin luna.

Al alba pensaba gritar lágrimas
sin ver el sol, cegador de sus ojos
negros como aceitunas.

Mi hormiga vaga,
incansable de amor y ternura.

Tu madre te besa y arrulla
en los días plateados
bajo un manto de amor
que nadie repara ni respira,
y te crea absurdos poemas
mientras te observa dormida
entre mantas y lunas.

Mi hormiga hambrienta,
ya de mis labios se alimenta.

Vendrán bestias
cosidas y mudas
a llevarte a su oscuridad,
dejándote escondida
entre puñales y agujas,
pero te adornaré el pelo
con jazmines y galanes
que todo lo espanta y todo cura.

Quebrará mi piel
antes en húmeda tierra,
que verte aplastada por la miseria.

Mi hormiga dormilona
ya no sueña con tinieblas.