Paz

Te siento a nivel de átomo: pequeña, insignificante e invisible. A veces poderosa y otras ínfima. Desprendes brío y desánimo a la vez, sin suponer sacrificio alguno por tu parte; esperas que todos demos la vida por ti, para coronarnos.

Me he topado contigo en muchas ocasiones sin percatarme de tu presencia presente; sino que, al cabo de una etapa te he recapitulado en mi memoria. Cuando despiertas de una parálisis prehistórica de mentiras con una sola verdad, poco armamento es suficiente para batallar contra tus propios pensamientos. Te dejan el guión en tus manos para que lo aceptes o lo guardes, pero al fin y al cabo para que sea tuyo.

"Piénsalo, piénsalo detenidamente. ¿Quieres ser parte de nuestra obra?",-me susurras mientras sonríes.

Adaptar esas nuevas ideas es ardua tarea, hacerlas parte de ti. Una parte de tus entrañas que antes estaban grises tales como residuos más orgánicos que nunca, vuelven a cobrar vida y sientes tanta conmoción que eres incapaz de reaccionar, como si te hubieras convertido en otra persona en cuestión de horas. Esa eres tú: Paz, que llevabas escondida detrás de muchos velos tupidos y tan estúpidos a la par, que era casi imposible rajarte en dos para salir al escenario y encontrarte detrás del telón todos aquellos sentidos ahí sentados observándote y esperando a que manifestaras algún término que dijera cambiando el acento: "Se TERMINÓ, aquí está mi ternura."

Poco a poco desciendes por los peldaños que te llevan desde el escenario hasta el patio de butacas y, cuando llegas a ese punto, todos te miran con ojos llorosos, serios, sonrientes: pero esa es la verdad; que ya no hay más teatro y no existen las máscaras.

Todo se desarma. Ya te conozco y ya me conoces. Una parte de ti se queda por siempre en cada átomo que me forman; más vieja quizás, no tan guapa como esperabas y tan idiota como pensabas.

Qué burla tan majestuosa la tuya, Paz, que te encontrara en un hospital, en los lamentos y las palabras de lo que antes pensaba borrado de mis órganos. Ahora tocará hablar con Tiempo, para averiguar si puedo recobrar todo lo que me debe. ¡Ah! y gracias por encima de todo a ti, por tanto odio y tanto dolor, por tanta risa y mentira, por haber hecho que abra los ojos de la manera más triste y dolorosa posible: así nunca se me olvidará.




Gracias Paz, por haberme devuelto la mitad de mi existencia, por haberle dado sentido a mis sentimientos y por ahora descansar en cada átomo de mi vida.

Vida

Corres porque nadie te ha indicado donde está el freno de mano de tu propia energía, la cual desgastas cada día hasta límites que nunca sabes dónde te van a dejar: quizás agotada, quizá despierta, quizá soñando.

Amas cualquier palabra, gesto, brisa, color, sonido, beso, despecho. Mi adorada ladrona de sonrisas, perseguida por testosteronas varias que con arte y joven sabiduría sabes esquivar con dulces movimientos. Cualquier buena noticia te parece la más maravillosa y digna de celebración, la excusa perfecta para seguir sumando agujetas alrededor de los labios.

Eres Vida, palabra, sonrisa, luz, musa de todos los soles, rojo, azul, amarillo, sueños, espera, fuerza, valentía, dibujos, deseo, ilusiones; que te desnudas en piel y versos ante los ojos de quienes te saben mirar bien.

No tienes que demostrar nada a nadie, porque tú misma ya sabes demasiado para tu edad y nadie debería de darte lecciones porque bien sabes que, de la mejor manera en la que una aprende a levantarse, es cayéndose mil veces y mil más, para volver a incorporarse aún con más fuerza y más valentía que nadie.

El viento bajo tus alas te mantendrán siempre allá donde sueñes; firme, poderosa, curiosa, sin marchitarse, dispuesta a todo por el Todo, donde el sol navega y la luz camina sólo sobre tu piel, cueste lo que cueste desde el vientre hasta la muerte.

Niégate a caer, a sucumbir, a escupir, a llorar, a no sentir jamás lo que es la alegría de estar viva. Niégate a seguir los consejos, a no aceptar retos imposibles, a creer que no puedes, a creer que todo nunca cambiará. Quiérete con la fuerza que te rodea, la que emanas. Ama cada momento como si fuera el último en tus días, aunque más allá de la vida y la distancia, siempre permanecerás intacta en la memoria de quienes te miramos bien y no sabemos mirarte de otra manera porque no la hay.

Siéntete libre, poderosa, apoyada, querida, amada, deseada, preciosa, precisa, capaz, melancólica, luchadora, pensadora, amante, fiel, ama, indestructible, incansable, soñadora. Siéntete mar, océano, cielo y tierra, universo y mil constelaciones de los lunares que te besan la piel en cada momento desde hace años. Si unes esos lunares con líneas, formarán las palabras que por ti siento: TE QUIERO.




Para ti, Vida.