Día 19 - Mañana

Estaba sacando la ropa de la lavadora para tenderla y allí estaba dentro de la misma Alfonso de Borbón hecho un higo y tiritando. Siempre lavo con ropa fría, es lo que tiene. Le dije: Pero hombre, Alfonso, ¿qué haces ahí tan apretado, chiquillo? ¡Que vas a pillar una pulmonía y en esta época es malísimo eso!. Me miró con sus castañuelas en los dientes y me dijo: ¿Le han quitado la licencia de armas a mi hermano Juan Carlos?. Recogí el último calcetín despacio y suspirando, le contestó: No, jomío.


Me pegó un manotazo para que sacara la mano y cerró corriendo la puerta de la lavadora desde dentro. Qué genio, ya podría haberme ayudado a tender. Bah.

Día 18 - Noche

Llevaba una melopea bestial, de estas que te hacen avanzar más sin andas en zig-zag que en dirección recta. ¿Qué pensaría mi madre si me viera así?. "Pa lo que has quedao, hija". Pasé por el salón para ver si había alguien y allí estaba sentado en el sofá Rafael Alberti, con una copita encima de la mesa de vino, mirándome con cara de búho (o eso creo porque llevaba las lentillas sucias, claro) y haciendo punto con un largo ovillo de lana roja. Por cierto, menudo arte. -¿Me estás haciendo una bufandita, padre? Qué buapo ereeeeeeeeeeeeeeeh. Le dije. Se apartó como si le quemara y me dijo: "Hace falta estar ciego, tener como metidas en los ojos raspaduras de vidrio, cal viva, arena hirviendo, para no ver la luz que salta en nuestros actos, que ilumina por dentro nuestra lengua, nuestra diaria palabra". -Que te quiero compadreeeeeeeeeeee, dame un beso, ¡corre corre!...uy...¿y estos pelos a lo lolailo? ven para acá que te voy a dejar hecho un pincel. Le dije cogiendo las tijeras de la mesa. Como espantando moscas me acarició un poco bruscamente la cara y añadió el tono alto: "Yo te arrojé de mi cuerpo, yo, con un carbón ardiendo. Vete". Y como un muelle que tiran desde un noveno piso me quedé mirándolo: ¿Eso se hace? ¡Qué saborío te has vuelto!


Me desperté en mi cama, con una gran manta de lana roja tapándome y dándome calor. Y al lado una nota que decía: "Alma en pena: el resplandor sin vida, tu derrota."




¿Tu derrota?... ¿Ahora se llama así a las resacas?. Qué diíta.

Nací sutil a la par que elegante.

"Enero - Año 2.000


Querido Alejandro: 


Me ha sido enormemente grato haber recibido tu amable misiva. De igual modo, los conceptos en ella emitidos, los considero para tu personalidad, tan infinitamente abstracta. No por ello, y debido a mi selecta educación, he de reprocharte nada, pues no sería propio de mi clase ni de mi posición astronómica el hacerlo, aunque sí el atenerme el agotamiento neuronal y metafísico de tus, digamos, sonoras locuciones gramaticales.


Asimismo, no esperaba menos de tus consejos, tan propios de homo-sapiens sobre un alcornoque  adornando portales de Belén visitados y visitados por cervatillos de Villalba. Ya sabes, amigo Alejandro, por la buena y envidiable amistad que nos une, que a mi gallinácea real le encanta la calle, y mucho el cine, e innecesario, con ello es, que no advierta tu amable indicación con respecto a abandonar mi bello sueño de estudiar para dirección cinematográfica. Ya te he apuntado en el cartel de estrellas y luceros para mi primera película, denominada, provisionalmente: "ALEX, BETÚN NEUTRO, TODAS ZAPATILLAS". ¿Te gusta?, ¿te entusiasma?, ¿no?... ¿te molesta?... ¡¡¡oh, no!!!, es una broma. No deseo ofenderte, ya sabes que para mí eres más importante que la sopa de lechuga, sobre todo la de tropezones, también denominados "lombrices".


Con toda mi alma te agradezco que me consideres lista; yo también pienso igual de ti: que eres listo, más listo que el guionista de los Teletubbies, quien, por cierto, no vive en la calle, amiguito, sino en tus sueños más inteligentes.


Debido a tu arrolladora personalidad, te comunico que mis amigos desean conocerte más profundamente, aunque ya les he avisado para que vayan construyendo una hermosa jaula para albergar tal especimen, pues no quiero ser la culpable de catástrofes y jaquecas provocadas por tu sublime galvanismo.


En mis más internos pensamientos, una voz me grita por qué he perdido contigo y tu tabarra parte de mi preciada existencia, habiendo tantísimas cosas, entre ellas pasear por esa calle que tanto me gusta, amén de defecar e inyectar enemas, que se pueden realizar más provechosamente. 


Para finalizar, aconsejarte que tu sangre la aproveches para fines humanitarios, pues más que sangre parece pus de tu repulsivo acné. Con suerte, a lo mejor ellos podrían estudiar tu caso tan patético. A ellos te remito.


No olvides que todo cuanto te digo es por tu bien, criatura de Dios.


Por siempre en tus cortas luces:


La menda.




P.D: ¡¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!! No te envío postal, porque los venados de por aquí no se dejan fotografiar, oyes."






Y así, querid@s, se le contesta a un moscardón. Qué tiempos... snif snif.



Día 17 - Tarde

Estaba haciendo zapping entre belenes y intereconomías. Super interesante todo, oye. Me había vuelto a caer del techo encima del sofá. Qué cosas. Me tapaba a veces la caja de la mierda tele el maldito Freddie Mercury pasando la escoba mugrienta y con los pelos como mi amada Duquesa de Alba. Le he dicho mientras observaba con recelo que esos leggins ajustados fucsias le quedaban mejor que a mis posaderas: Pero hombre, Fred, ¿no te da ná? ¡Llevas años con el mismo mocho y no se te ha ocurrido cambiarlo! Además, siempre con la misma parte del mocho...¡que se vicia, hombre, se vicia y no agarra igual!. 
Le he tirado una cuchilla de afeitar. Tiene unos bigotes ya añejos que son la envidia de cualquier morsa de buen año. A lo que me ha contestado, sacándose la gomilla del tanga entre sus nalgas: "Siempre supe que era una estrella, ahora parece que el mundo esta de acuerdo conmigo." A lo que le he contestado sonrojada: Veste a la mierda, bandido, ¡bésame!


Mira que yo siempre he sido republicana, pero esta "reina" puede conmigo...Ains, qué tonta.

Día 16 - Mediodía

Después de la sorpresa del otro día me han dejado regular nada más. Qué poco estiloso en mí, oys, con la vida tan normal que tengo. Así que me he pegado al calor maternal (el mejor del mundo, ¿que no?) para desestresarme de esta realidad tan kafkiana (sí, el de las torrijas, que por cierto, ahora tiene más faena que nunca...qué bandido). Estábamos en la cocina preparando la comida y apareció por la puerta de la cocina Kurt Cobain dejándose caer por la pared, arrastrando el hombro cual gusano perdido. ¡Cúcha! - ha dicho mi madre al verle. Yo me he limitado a mirarle de tan de reojo que casi me caigo al suelo del mareo. Oye, hubiera quedado super divina pero no sé caerme a cámara lenta. Soplándose los flequillos de la cara ha dicho: "Admiro a la gente que vive sin problemas, que mira el mundo con despreocupación. A diferencia de ellos, yo sufro más de la cuenta". Mi madre ha puesto cara de comer limones y me ha mirado señalándolo como haciendo autostop y me ha dicho: ¿Qué le pasa a éste?. No sé, máma - le he dicho - será que tiene hambre. Antes de terminar la frase mi madre ya le había plantado el mandil encima y dándole unas palmaditas en el hombro junto con un "amosnene". Me ha dado cosilla el pobre. No sabe redondear las albóndigas bien. Mientras pringaba de carne picada la cocina, ha suspirado: "No sé dónde voy, no sé, sólo sé que aquí no puedo estar". A lo que mi madre le ha contestado suspirando mucho: De nada, para eso estamos. 


Los huevos fritos con papas estaban geniales. Se le da bien la música y ser un triste, no la gastronomía. Es lo que hay.

Día 15 - Noche

He llegado tarde a casa, para variar. A veces no se puede estar siempre sonriente y graciosilla. He estado mirando por todos lados de la casa con una parsimonia que ni un desfile de caracoles, para ver si había alguien más además de las pelusas. Ni las águilas. Cuando he ido a cambiarme de ropa, he abierto el armario... ¡ha salido un montón de gente de allí! con el grito de: ¡SORPREEEESAAAAAA!. Ya podían haber avisado, que no he hecho la compra y no va a haber cáscaras de pipas para todos. Las hormigas ya hicieron un barrido bastante apañao (qué monas). Ya os contaré... que ahora mismo tengo a Kurt Cobain haciéndome cosquillas. ¡Jajajejejijijojoputa!