Las lágrimas de mierda

Rodeada de bisturís, sangre, pelos, babas, mocos de todos los colores, y heces de varios animales dispuestos al azar; se encontraba el escombro de aquella felicidad que tuvo en sus manos como una ecuación resuelta, la cual daba como resultado un dolor de labios y de vientre que palpitaba más que el corazón propio de quien acaba de saborear la vida, aún con llanto.

Sólo un microscopio fue testigo de aquellas lágrimas de castigo para quien no se merece felicidad alguna. Impasible y frío, inmóvil y carente de sentidos. No hacía falta testigo alguno para ver cómo se tiraban de su piel las lágrimas que subrayaban sus ojos con agua y sal, para sumergirse en las heces dispuestas al azar con más bacterias que deshechos: como quien se suicida tirándose a una piscina de jeringas buscando su peor muerte. 

"Mis lágrimas son de mierda... mis lágrimas de mierda." .-pensó para sí, mientras resbalaban por el cristal de muestras.


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